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Pedida de matrimonio

  • Foto del escritor: Marta
    Marta
  • 26 dic 2017
  • 3 Min. de lectura

Adri y yo nos conocimos por el maravilloso mundo de Internet. En un principio no nos hicimos mucho caso. Yo le parecí una pija y el a mí un flipaillo. Después de meses charlando, me di cuenta que pensaba en él más de lo normal. Me animé a quedar y se lo propuse. Yo soy de Cádiz y el de Jerez, así que lo teníamos fácil.


En este punto tengo que dar las gracias a su socio, que además siempre me lo recuerda, que si no llega a ser por él, Adri y yo no habríamos quedado. “Tu quédate con la gaditana”, le dijo.


Quedamos un 5 de mayo de 2012. Llegamos cada uno en su coche y me lo veo súper arregladito, morenazo y guapetón con esa sonrisa que me derritió. Desde esa noche supe que él iba a ser la persona con la que quería compartir mi vida. Me fui enamoradita a mi casa y esperé su llamada. A los días me invito a pasar el día en la feria de Jerez y las citas fueron más seguidas y las ganas de estar juntos cada vez mayores.


Fueron pasando los años y el tema “vivir juntos” y “boda” empezaron a surgir. Me lo ha pedido de mil y una formas y en sitios totalmente distintos. La primera fue en la trastienda de una panadería. Cogió un alambre de los que se le ponen al pan bimbo, le hizo la forma de anillo con pedrusco, se arrodilló y me dijo las palabras mágicas; gordi, quieres casarte conmigo? yo derretida dije que sí!! Ese anillo está bien guardadito, para mí fue muy especial.


En otra ocasión, en la boda de unos amigos, que vergüenza me hizo pasar! Se levantó en medio del convite con un micrófono y el primer anillo que vio delante de sus ojos lo tomó prestado y me lo volvió a pedir. Ahí dijo un discursito, pero con los nervios de todas las miradas no sabría deciros que me dijo exactamente... la respuesta fue que sí, por supuesto.


Y resulta que desde que estamos juntos no hemos hecho un viaje por derecho. El trabajo de Adri es muy complicado y no suele tener vacaciones. Escapaditas con el coche alguna ha habido, pero se nos apetecía hacer algo mas especial. Y me propuso ir a París y al parque Disney en navidad, un sueño hecho realidad.


Semanas antes del viaje yo me olía algo, pero claro, no sabes si son imaginaciones por las ganas de tener un anillo de pedida (que yo ya lo daba por perdido hace mucho tiempo) o realmente estas en lo cierto. Y es que Adri es muy malo para guardar cosas, se le nota mucho pero tampoco quise meter el dedo no fuese a ser que metiera la pata, así que lo deje pasar. Llegamos a París el 17 de diciembre y nos lo recorrimos entero. Cuando cayó el sol, fuimos rumbo a Disney y una vez allí el insistió en cenar en un restaurante. Como en todo viaje, le haces foto a todo lo que ves y yo lo hacía con cada plato que nos ponían. Cuando llega el postre, hago su correspondiente foto a lo que Adri dice, “ahora haz una foto a esto…” Y me saca una cajita blanca!!! No voy a decir que fue súper romántico porque estaba muerto de los nervios y ya me lo había dicho todo en otras ocasiones, pero para mí fue la mejor. Pasamos un día súper bonito, paseando, por sitios súper románticos pero no se atrevía, ningún momento era bueno así que no le quedo más remedio que pedírmelo en la cena. Toda la tarde con el anillo en el bolsillo y no me di ni cuenta!!


Así que después de 6 años juntos y dos viviendo estamos oficialmente prometidos y con planes de boda para el 2019.



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